lunes, 20 de octubre de 2008

Marco Para La Buena Enseñanza.

Marco De La Buena Enseñanza.


En los últimos días, a propósito del debate sobre el SIMCE, primero, y sobre la Evaluación Docente después, se ha dejado de lado un importante referente que está llamado a convertirse en una de las piedras angulares de la efectiva implementación de la reforma educacional: Me refiero a un documento editado por el Mineduc en septiembre de 2003 y denominado Marco para la buena enseñanza. Dicho marco surge de dos supuestos que nadie podría discutir: a) Que los profesores son profesionales comprometidos con la formación de sus estudiantes y b) Que los profesores se involucran personalmente con todas sus potencialidades y valores en la tarea de enseñar. Por otra parte, este Documento Marco reconoce la complejidad de los procesos de enseñanza aprendizaje en lo relativo a diferencias socioculturales y a la necesidad de generar ambientes propicios para el estudio. Por otra parte, este documento pretende convertirse en una guía que ayude a los docentes a responder tres preguntas que cruzan su labor docente: a) ¿Qué es necesario saber? b) ¿Qué es necesario saber hacer? y c) ¿Cuán bien se debe hacer aquello? Para responder a dichas interrogantes nos informa que se establecen para los docentes cuatro dominios que debemos tener en cuenta: 1. Preparación de la Enseñanza 2. Creación de ambientes propicios para el aprendizaje. 3. Enseñanza para el aprendizaje de todos los alumnos y 4. Responsabilidades profesionales. Cada uno de estos dominios tiene una amplia gama de descriptores que permite a los profesores ir chequeando, como si de una lista de cotejo se tratara, los haceres que en cada dominio están efectivamente llevando a cabo. Lamentablemente, este importante documento ha ido pasando muy desapercibido en los ambientes docentes. Muy pocos profesores han tenido la oportunidad de conocerlo, tampoco el MINEDUC ha hecho demasiados esfuerzos por entregarlo personalmente a los docentes, se ha conformado con una edición digital poco conocida y de acceso algo complejo. No obstante, todos los profesores que han sido evaluados, ya sea por la Evaluación Docente (donde podrán quedar clasificados como deficientes, básicos, competentes o destacados) o por la Asignación de Excelencia Pedagógica (donde quienes lo obtienen son reconocidos como profesores de Excelencia), deben desarrollar sus portafolios a partir de dicho marco. Sobre este Marco y sus consecuencias para una buena labor docente iniciaremos próximas.


1. Preparación de la Enseñanza

El análisis de este primer Dominio parte de un hecho evidente: No se puede enseñar lo que no se sabe. Se hace la salvedad, en todo caso, de que los saberes no sólo involucran contenidos (como conceptos o hechos), sino que, además, habilidades (para investigar, seleccionar, crear, etc.) y relaciones varias. Por ello se menciona como particularmente importante que el docente en el aula domine con propiedad aquello que va a enseñar, dicha propiedad le dará no sólo seguridad a la hora de enfrentar a sus alumnos, sino también autoridad ante los ojos de ellos. El docente debe ser un guía muy transparente, pues los alumnos suelen darse cuenta (aunque no conozcan los contenidos) cuando el docente no es honesto con su saber. Por eso la preparación para la clase, la planificación es tan importante.



2. Creación de ambientes propicios para el aprendizaje.

Para lograrlo se proponen las siguientes acciones: Establecer en el aula un clima de relaciones respetuosas y de confianza con y entre los alumnos, donde la empatía, la posibilidad igualitaria de participación, la tolerancia, la solidaridad y el respeto como valor fundamental presidan cada una de las acciones pedagógicas y logren imponerse a cualquier diferencia (étnicas, sociales, culturales, económicas, de género, etc.) que puedan entorpecer el logro de los objetivos trazados. Por supuesto que, para lograrlo, se requiere usar en el aula normas lo suficientemente consistentes y coherentes con este objetivo, diseñando estrategias de intervención prácticas para cuando se quebrantan dichas normas.


3. Enseñanza para el aprendizaje de todos los alumnos

En este dominio se ponen en juego todos los aspectos involucrados en el proceso de enseñanza que posibilitan el compromiso real de los alumnos/as con
sus aprendizajes. Su importancia radica en el hecho de que los criterios que lo componen apuntan a la misión primaria de la escuela: generar oportunidades
de aprendizaje y desarrollo para todos sus estudiantes.
Especial relevancia adquieren en este ámbito las habilidades del profesor para organizar situaciones interesantes y productivas que aprovechen el tiempo
para el aprendizaje en forma efectiva y favorezcan la indagación, la interacción y la socialización de los aprendizajes. Al mismo tiempo, estas situaciones
deben considerar los saberes e intereses de los estudiantes y proporcionarles recursos adecuados y apoyos pertinentes. Para lograr que los alumnos
participen activamente en las actividades de la clase se requiere también que el profesor se involucre como persona y explicite y comparta con los
estudiantes los objetivos de aprendizaje y los procedimientos que se pondrán en juego.
Dentro de este dominio también se destaca la necesidad de que el profesor monitoree en forma permanente los aprendizajes, con el fin de retroalimentar sus
propias prácticas, ajustándolas a las necesidades detectadas en sus alumnos.


4. Responsabilidades profesionales

Los elementos que componen este dominio están asociados a las responsabilidades profesionales del profesor en cuanto su principal propósito y compromiso
es contribuir a que todos los alumnos aprendan. Para ello, él reflexiona consciente y sistemáticamente sobre su práctica y la reformula, contribuyendo
a garantizar una educación de calidad para todos los estudiantes. En este sentido, la responsabilidad profesional también implica la conciencia del docente
sobre las propias necesidades de aprendizaje, así como su compromiso y participación en el proyecto educativo del establecimiento y en las políticas
nacionales de educación. Este dominio se refiere a aquellas dimensiones del trabajo docente que van más allá del trabajo de aula y que involucran,
primeramente, la propia relación con su profesión, pero también, la relación con sus pares, con el establecimiento, con la comunidad y el sistema educativo.
El compromiso del profesor con el aprendizaje de todos sus alumnos implica, por una parte, evaluar sus procesos de aprendizaje con el fin de comprenderlos,
descubrir sus dificultades, ayudarlos a superarlas y considerar el efecto que ejercen sus propias estrategias de trabajo en los logros de los estudiantes.
Por otra parte, también implica formar parte constructiva del entorno donde se trabaja, compartir y aprender de sus colegas y con ellos; relacionarse con las
familias de los alumnos y otros miembros de la comunidad; sentirse un aprendiz permanente y un integrante del sistema nacional de educación.